martes, 23 de junio de 2020

Sociedades con fines de ilusión (Tercera parte)



Después del ciclo exitoso del Bambino Héctor Rodolfo Veira, River aguardó cuatro años para disfrutar de la dupla integrada por Gustavo Zapata y Leonardo Astrada. El gran relator uruguayo Víctor Hugo Morales los llamó los Pac Man en cada comentario que realizó en cada partido del Millonario o en su clásico programa de radio: Competencia. Los dos volantes le dieron equilibrio a un equipo riverplatense que buscaba el arco rival como idea central.

Zapata y Astrada jugaron juntos en la segunda ronda de la temporada 1989/90 en donde obtuvieron un campeonato local. Los entrenadores fueron Reinaldo Merlo (en la primera rueda) y Daniel Pasarella (en la segunda). En esa campaña Ramón Medina Bello formó una buena sociedad con el Polillita Rubén Da Silva, quienes fueron vitales para esa consagración que se consumió a tres fechas de su final.

Luego, la dupla de mediocampistas se afianzó en los torneos Apertura 90 y Clausura 91. Volvieron a ganar otro torneo, el Apertura 91 y llegaron a la final de la Supercopa contra Cruzeiro de Brasil. En el Apertura 93, Gustavo Zapata jugó un solo partido y luego fue transferido a Yokohama Marinos de Japón.



En esa misma etapa también brillaron como pareja: Ramón Medina Bello y Ramón Díaz. El goleador riojano regresó de Francia a mediados de 1991 y junto al Mencho consiguieron el torneo Apertura de ese año al igual que Astrada y Zapata. A su vez el experimentado delantero fue el máximo artillero del certamen argentino que cerró ese año.



Después de los éxitos en el ámbito local y de otras experiencias fallidas, una dupla que explotó con fuerza fue la de Enzo Francescoli y Hernán Crespo, quienes dejaron en las vitrinas del club la Copa Libertadores de 1996. El goleador argentino aportó 10 tantos para que el cuadro de Núñez consiga un nuevo trofeo.



Luego de la venta de Crespo a Parma de Italia, Francescoli encontró otro socio para que River siga en lo más alto: Marcelo Salas. Los dos atacantes junto a un plantel con varias variantes fueron los motores para que el Millonario levante el Apertura 1996, el Clausura 97, la Supercopa y el Apertura 97. En esa etapa también formaron una gran pareja en la defensa: Celso Ayala y Eduardo Berizzo.

Por Diego Bentivegna.

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