lunes, 30 de mayo de 2016

Se lo dedica Al-Mirón

 


Por la final del Campeonato 2016, Lanús goleó a San Lorenzo por 4 a 0 y se consagró campeón por segunda vez en su historia.

Un cinco de marzo escribía mi primera columna. Precisamente fue al elenco de Jorge Almirón a quien cubrí y desde aquel tiempo sostuve que ese equipo era una especie de boxeador. Esa fue mi teoría e insisto que no me equivoqué. Tiene mucho sentido ser boxeador y pelearla día a día, como Lanús que fue construyendo su sueño cada fin de semana hasta llegar a una final con su gente.

Los primeros minutos del partido demostraron como salieron ambos equipos desde el vestuario; al Ciclón se lo vio apagado, jugando a una misma velocidad al cual nunca terminó de explotarla. Por su parte, el Granate cada vez que superó la línea de mediocampistas azulgranas, se encontró con la posibilidad del gol y no perdonó.

Fue a los 17 minutos del primer tiempo cuando Junior Benítez anticipó a toda la defensa cuerva y con un cabezazo dejo inmóvil a Torrico: 1-0 y tambaleo. San Lorenzo se vio sin respuestas, jamás pudo volver a meterse en juego y en ocasiones estuvo al borde de caer a la lona.

El complemento fue una réplica de la etapa inicial, el combinado de Guede tomó la iniciativa pero la ansiedad le volvió a jugar una mala pasada. A los 13, Monetti rompió la barrera de presión con un pelotazo bien direccionado a Velázquez que con un pase dejó a Miguel Almirón que haga lo suyo: 2-0 y nocaut.

Las cartas ya tenían sus puntajes, el ganador sería aquel equipo del sur que desde el primer día había jugado de la misma manera que en el último. Porque Lanús fue eso. Fue el mejor de principio a fin ya que jamás cambió su idea, defendió su estilo partido tras partido y así terminó devorándose a un Cuervo en una final, que ya la había ganado fechas antes.

A los 28, Sand empujó el balón tras un desborde de Gómez y minutos más tarde, ya sobre el final, Lautaro Acosta robó una pelota en el mediocampo y definió con un puntinazo. Cuatro a cero. Salud campeón.

El Ciclón fue el mejor de su zona por tener mayores convicciones que los demás. Se caracterizó por ser un equipo regular, que no brillaba pero ganaba, y no ganaba inmerecidamente, triunfaba con todos los argumentos. Esta vez se encontró con un elenco mejor armado, porque cuando Almirón tuvo que ajustar las tuercas las ajustó. Pero jamás traicionó su filosofía.

Foto: La Voz del Interior

Por Elias Farias

@eliasnfarias

No hay comentarios:

Publicar un comentario