Foto: Diario Panorama
En estos días River Plate rememoró el día en el cual
Norberto Alonso le convirtió dos goles a Boca, en un clásico disputado en la Bombonera por la
temporada 1985/1986. Uno de los tantos (fue el primero), el talentoso volante
creativo lo anotó con una pelota naranja. Este balón quedó inmortalizado en el
baúl de los recuerdos de los hinchas riverplatenses. Luego de ese partido, el
conjunto millonario se coronó campeón y dio la vuelta olímpica por primera vez
en el estadio Alberto J.Armando (la Bombonera ).
Por todo esto, el combinado de Núñez
le brindó ayer un cálido homenaje a Alonso, porque le regaló un esférico anaranjado
y un día antes la dirigencia junto algunos futbolistas (Leonardo Pisculichi, Rodrigo
Mora, Leonel Vangioni y Lucas Alario) presentaron un modelo de camiseta de
River, color naranja.
Estos reconocimientos son justos y merecidos porque el ingenioso
mediocampista que lució tambien la camiseta de la Selección Argentina marcó una época, debido al
talento que brindó dentro del campo de juego. El Beto Alonso fue uno de los
grandes jugadores que dejó un recuerdo imborrable en los hinchas, como lo fue
Ricardo Bochini, Diego Maradona, entre otros.
La historia de este estratega comenzó en 1971 cuando el técnico
Didí le dio su primera oportunidad en el fútbol grande. El joven futbolista tenía
18 años de edad cuando el técnico brasileño lo hizo debutar en Primera División
ante Atlanta, en un partido disputado en Villa Crespo. Alonso compartió formación
junto a Juan José López y Reinaldo Merlo, sus compañeros con quienes
compartieron sueños e ilusiones.
El volante de creación llegó al momento soñado en 1975 cuando pudo
obtener el campeonato que se le negaba a River desde 1957. Luego de alzarse con
el torneo Metropolitano, obtuvo el Nacional de 1975. Ese equipo era dirigido
por un entrenador muy querido por el: Ángel Amadeo Labruna.
Después de esos logros, el número diez fue transferido a Olympique
de Marsella, pero al poco tiempo regresó al elenco de Núñez. Luego de ese
recordado 1975, en 1979 volvió a repetir un doblete ya que se consagró campeón
nuevamente del Metropolitano y el Nacional. Todos esos laureles, bajo el mando
de Labruna. Un año más tarde, en 1980, consiguió un nuevo Metropolitano y un
año después el Nacional. No obstante, su ciclo en el elenco de Núñez se cortó
abruptamente debido a un conflicto con el entrenador Alfredo Di Stefano. Ese
problema surgió cuando la Saeta Rubia
no lo citó para jugar en la final contra Ferro. Molesto con esa decisión, el
Beto Alonso señaló a la dirigencia: “El técnico o yo”.
Finalmente, Distefano continuó al frente del plantel
millonario y el armador de juego pasó a formar parte de Vélez Sarsfield. Después
de dos años, el volante de creación volvió a River para repetir otra buena época
ya que en 1986 obtuvo el torneo 1985/86, la Copa Libertadores y la Copa Intercontinental. Luego del
choque frente al Steaua Bucarest de Rumania, Norberto Alonso le punto final a
su carrera de futbolista a los 33 años y antes de ese día de gloria, puntualizó
para la revista El Grafico: “Llegue ganador y me iré ganador”. Después de esa
consagración, el jugador que lució el número diez en la espalda se subió al
pedestal de los grandes ídolos, que dejan un gran recuerdo por siempre.
Por Diego Bentivegna
Twitter: @bentidiego
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