miércoles, 15 de marzo de 2017

Deja que ruede

Foto: La Nación


La música y el fútbol nos dan paz. Nos producen un sentimiento muy difícil de explicar al verlo o escucharlo. Nos trasladan a un mundo distinto, un mundo donde nuestra imaginación crece, donde nuestros sueños florecen.

A decir verdad me molestó bastante mirar, por interminables semanas, las chicanas y contestaciones de dirigentes a otros. Me molestaron mucho los amistosos de verano. Me molestaron aquellas copas llamadas ‘Carlitos Pérez’ o ‘Copa Burger King’. Es lo mismo. Me fastidió esperar hasta las 21 horas para disfrutar de Vélez- Estudiantes. Después de eso, ya nada me molestó, volví a tener la paz que este deporte nos brinda. Volví a escuchar la música de la popular. Volvió a sonar el clásico cántico: ‘ésta campaña volveremos a estar contigo’. Volvió a rodar la ‘caprichosa’.

En Liniers, para calmar con la abstinencia del futbolero luego de 80 días sin el torneo de Primera División, el Fortín derrotó 3 a 2 al Pincha bajo el arbitraje de Andrés Merlos.

Fue Pavone quien se disfrazó de héroe, un viejo conocido en el barrio de La Plata. Tan sólo a los seis minutos de juego, Nicolás Domínguez –debutante, 18 años- habilitó al Tanque que con un control y un enganche hizo pasar de largo a Desábato para luego definir al primer palo. Uno a cero.

Con el paso de los minutos Estudiantes fue creciendo. Ascacibar se consolidó en el medio y las subidas permanentes de los laterales complicaron mucho a la defensa del local. No fue casualidad que el empate llegue de esta manera. Un centro sorpresivo a la espalda de Caire fue suficiente para que Solari venza a Assmann. Uno a uno.

El partido luego se niveló, ambos tuvieron sus oportunidades, sin embargo en el momento más inesperado llegó el golpe. Sobre los 44 y monedas, un corner sin resolución que parecía alejarse de las alertas de peligro del Pincha terminó siendo el más ofensivo. Caire, quién es derecho, envió un centro de zurda, pasado, perfecto, para que el uruguayo Zabala, con un frentazo, la coloqué lejos del alcance de Andujar. Golazo. Dos a uno.

Ya en el segundo tiempo, las emociones llegaron de otra manera. A los 2 minutos Javier Toledo –había entrado en lugar de Viatri- en la primera que tocaba, aprovechó las dudas del arquero ante un centro llovido y con cabezazo empató el encuentro. Dos a dos.

Los últimos minutos fueron hermosos para el televidente. Como si fuera una contestación a todos aquellos que extrañábamos de este lindo espectáculo. De ida y vuelta, de golpe a golpe, con mucho ritmo y ya con más coraje que con inteligencia fueron ambos por el triunfo. Quizá eso lo perjudicó a Estudiantes, ya que le faltó inteligencia en el final. Una mala salida en el fondo del equipo de Nelson Vivas permitió a Pavone definir con un toque sutil y sentenciar el resultado. Tres a dos.

La paz regresó. Ese sentimiento raro y placentero de volver apreciar el ambiente futbolero también volvió. Vos, sólo dejá que ruede.

Por Elías Farías

@eliasnfarias

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