Foto: La Nación
Lanús aplastó ayer a San Lorenzo al golearlo por 4 a 0 en la final jugada en el estadio Monumental y se consagró campeón del Torneo de Transición de Primera División de fútbol, luego de nueve años.
Fue un partido en el que hubo siempre un solo equipo que quiso jugar al fútbol. Ese combinado fue el campeón. Ya en el arranque del encuentro, al minuto de juego, Sebastián Torrico, con una tremenda atajada evitó lo que era el primer gol de los granates en su primer avance a toda velocidad. Se insiste, sólo un conjunto proponía juego, sólo uno tenía el control del balón y el gol no tardó en llegar. A los 17, tras un córner, Oscar Benítez de cabeza puso el 1-0.
Daba la sensación de que a la formación de Boedo le iba a costar empatar porque no generaba situaciones, se notaba nerviosismo en los jugadores y el rival manejaba el trámite del partido y los tiempos a su antojo. Esa sensación se iba a hacer efectiva durante el cotejo. Porque los azulgranas seguían sin encontrarse y a los 21, en una contra rápida, nuevamente Benítez estuvo a punto de convertir el segundo. Su remate cruzado pasó a centímetros del palo derecho de Torrico.
Recién a los 30, después de una buena jugada colectiva, la primera que habían podido construir los dirigidos por Pablo Guede, Fernando Belluschi cedió para Ezequiel Cerutti, cuyo remate desvió efectivamente Fernando Monetti. A partir de esa ocasión, pudieron equilibrar un poco más el encuentro, ya que Lanús no dominaba tanto sino que se agazapaba en su defensa para desplegar rápidamente un contraataque que pudieran efectivizar. Esto no pudo concretarse en la primera mitad y los equipos se fueron 1-0 a los vestuarios a favor de los dirigidos por Jorge Almirón.
En el segundo tiempo, San Lorenzo salió mas decidido a jugarle de igual a igual a sus rivales, que lo habían superado en todo momento. A los 10 minutos, un buen tiro libre de Pablo Barrientos pasó por encima de la barrera y salió por el fondo, cerca del palo. Pero ese ritmo no lo iba a poder sostener mucho tiempo más. Y en parte porque, aunque estaban las ganas, se notaba que faltaba técnica. Faltaba aceitar el sistema de juego. La ausencia de Ortigoza quizá influyó en este aspecto, ya que siempre fue, en este equipo, el primer generador de juego.
Pero no sólo ese factor favoreció al resultado que conseguiría Lanús, sino que los últimos se conocían de memoria. Jugaron como si hubieran jugado toda la vida juntos. Tuvieron lo necesario para afrontar esta final, más allá del carácter: velocidad, precisión y dinamismo. Esto generó un desconcierto abrumador en los que estaban enfrente que hizo que nunca se pudieran conectar dentro del campo de juego. A los 13, llegó el segundo: Miguel Almirón, de zurda, definió al lado del palo.
El más influyente de los de Boedo fue Belluschi. Fue el único que pareciera, entendió cómo jugar esta final. Se puso el equipo al hombro, y como nadie lo respaldaba, a los 15, realizó una impresionante jugada, corrió 60 metros a pura gambeta, cedió para Emmanuel Mas,quien no pudo continuar porque lo taparon justo. A los 28 se iba a empezar a definir el partido. Fue cuando José Sand empujó un centro de José Luis Gómez.
Este gol sentenció la contienda, que anímicamente estaba decretada desde los vestuarios. Aquí Lanús gritó campeón. La tranquilidad, ya notoria en sus jugadores, terminó de hacerse presente. En la otra vereda, reinaba el nerviosismo, la desesperación y, en consecuencia, la impresición. El equipo del Sur del Gran Buenos Aires había jugado bien todo el torneo y se despidió de la misma manera.
Sin traicionar su estilo. Cuando más lo necesitó, demostró que es fácil jugar al fútbol sin tirar pelotazos innecesarios, con el esférico al ras del césped. Con todo este panorama en el Antonio Vespucio Liberti, Lautaro Acosta le puso la frutilla al postre. Luego de un pelotazo caído desde el cielo que no pudo parar Marcos Angeleri, el delantero granate, con su velocidad habitual, robó y con un "puntinazo" definió al primer palo del arquero, que tuvo una noche para su olvido.
Así se coronó el mejor equipo del semestre. San Lorenzo también tenía sus méritos para estar en esta final, ya que de los últimos ocho partidos, había ganado siete. Pero salió campeón el conjunto que comenzó el campeonato con cuatro victorias al hilo. Que lideró de principio a fin. Que ya tenía el lugar a este último encuentro conseguido dos fechas antes de que termine el torneo. Con un director técnico que fue maltratado en Independiente pero dictó cátedra en este club, que siempre le tuvo paciencia.
No hay que menospreciar al creador de este esquema, a aquel que sentó las bases: Guillermo Barros Schelotto. Y Almirón perfeccionó y aceitó los engranajes que había empezado a instalar el ahora entrenador de Boca Juniors. Jugó 16 partidos: ganó 12, empató 2 y perdió 2. Esa fue la campaña del nuevo campeón del fútbol argentino. Del Club Atlético Lanús.
Por Facundo Olcese
Twitter: @olcesefacundo97
No hay comentarios:
Publicar un comentario